El Último Adiós: Así fue el sepelio del papa Francisco

El Último Adiós: Así fue el sepelio del papa Francisco. La mañana del sábado 26 de abril de 2025, el mundo fue testigo de un momento histórico.

sepelio del papa francisco

Sepelio del papa francisco

El Último Adiós: Así fue el sepelio del papa Francisco

La Plaza de San Pedro del Vaticano acoge este sábado 26 de abril el funeral del papa Francisco, en el que se esperan miles de personas y delegaciones encabezadas por representantes de más de 100 países, como el presidente de Ecuador, Daniel Noboa; de Argentina, Javier Milei; o el de EE. UU., Donald Trump, entre muchos otros.

El inicio oficial de las exequias es a las 03:00 (hora de Ecuador continental) en la plaza vaticana y estarán oficiadas por el cardenal decano, Giovanni Battista Re, ante la presencia de otros purpurados y de la Curia.

Sepelio del papa Francisco en vivo

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El féretro con el cuerpo del papa Francisco será sacado en hombros desde dentro de la basílica, donde ha sido expuesto durante tres días, para ser dejado en el ‘sagrado’, la parte alta de la plaza.

En la primera fila de las autoridades se sentará la delegación del país natal del papa, Argentina, encabezada por Milei, así como Italia, con el presidente, Sergio Mattarella, y la primera ministra, Giorgia Meloni, a la cabeza.

Por otro lado, en la plaza están los fieles que quieren dar el último adiós al papa Francisco. Las autoridades estiman que llegarán alrededor de 200 000 personas. Una vez termine la misa, el féretro será llevado en un cortejo fúnebre por el centro de Roma hasta la basílica de Santa María La Mayor, donde decidió que se le enterrara.

La mañana del sábado 26 de abril de 2025, el mundo fue testigo de un momento histórico: el sepelio de Jorge Mario Bergoglio, el papa Francisco, quien dejó una huella imborrable en la Iglesia católica y en la conciencia social global. La Plaza de San Pedro se llenó de fieles, autoridades y líderes mundiales para rendir tributo al primer papa latinoamericano, un hombre que predicó con el ejemplo la humildad, la inclusión y la esperanza.

Un funeral marcado por la sencillez

Tal como él mismo lo solicitó en vida, los rituales funerarios estuvieron impregnados de sencillez. A las 10:00 a.m. hora local de Roma, la misa de cuerpo presente dio inicio frente a cerca de 200.000 personas congregadas en la plaza. Desde tempranas horas, miles de fieles hicieron fila para entrar y despedirse del pontífice.

El féretro de Francisco, sellado de manera discreta, salió desde la Basílica de San Pedro y fue colocado frente al altar principal para la celebración de la Eucaristía. La ceremonia fue multilingüe, reflejando la naturaleza global de su pontificado.

En el interior del ataúd, junto a su cuerpo, se encontraba el «rogito», un pergamino sellado en un tubo metálico que resume su vida y legado. El texto, lleno de palabras de gratitud y esperanza, subrayaba su papel como «peregrino de esperanza» para la humanidad.

Una ceremonia cargada de simbolismo

La misa fue presidida por el cardenal Giovanni Battista Re, decano del Colegio Cardenalicio, en compañía de 224 cardenales, 750 obispos y miles de sacerdotes de todo el mundo. Entre las autoridades civiles, más de 50 jefes de Estado y diez monarcas estuvieron presentes, incluyendo al presidente Javier Milei de Argentina, Luiz Inácio Lula da Silva de Brasil, Daniel Noboa de Ecuador, Donald Trump de Estados Unidos y Emmanuel Macron de Francia.

El protocolo marcó la disposición de los dignatarios: los reyes en primera fila, los presidentes en segunda fila, en estricto orden alfabético. Las pantallas gigantes distribuidas en los alrededores permitieron a miles de personas seguir la ceremonia, transformando la ciudad de Roma en un santuario de recogimiento y respeto.

Un legado de humildad

El entierro de Francisco rompió una tradición centenaria: no fue enterrado en las grutas vaticanas, sino en la Basílica de Santa María la Mayor, en el centro de Roma. Su elección de ser enterrado fuera del Vaticano —algo que no ocurría desde el papa León XIII en 1903— fue un testimonio final de su estilo pastoral: cercano al pueblo, reacio al boato, firmemente enraizado en la sencillez.

Su tumba, hecha de mármol blanco sencillo, lleva grabado únicamente su nombre en latín: «Franciscus». Sin títulos, sin honores excesivos, tal como vivió.

El cortejo fúnebre recorrió las calles de Roma, en medio de aplausos, rezos y lágrimas. La imagen del féretro avanzando lentamente hacia su destino final quedará grabada en la memoria colectiva como un acto de amor y gratitud hacia quien durante más de una década guió a millones.

Francisco: el papa que transformó corazones

Durante su pontificado, Francisco destacó por su preocupación por los marginados, los migrantes, el medio ambiente y los derechos humanos. Su encíclica Laudato si’ sobre el cuidado de la casa común cambió la forma en que la Iglesia y el mundo hablaban del cambio climático.

Fue el papa de los gestos: abrazó a personas con discapacidades visibles, lavó los pies a refugiados, visitó barrios pobres, y reformó estructuras internas del Vaticano buscando mayor transparencia.

Su lucha contra los abusos dentro de la Iglesia, aunque llena de dificultades, marcó una era de mayor conciencia y acción frente a una crisis que dañó la credibilidad institucional.

Francisco también tendió puentes entre religiones y culturas, buscando siempre el diálogo y el entendimiento en un mundo cada vez más polarizado.

El último mensaje del «Peregrino de Esperanza»

En su rogito, Francisco fue descrito como «compañero de camino» hacia el Cielo. El texto destaca no solo su papel de líder espiritual, sino también su profundo sentido humano. Era un papa que hablaba de tú a tú, que no temía reconocer sus errores y que se mantuvo siempre en una actitud de escucha.

Su último gran acto de servicio fue enfrentar su muerte con serenidad pascual. Falleció el 21 de abril de 2025, lunes del Ángel, acompañado de la luz de la Pascua, un símbolo de esperanza y vida nueva.

El adiós de un mundo agradecido

En las calles, en las plazas y a través de las pantallas de todo el planeta, millones acompañaron el sepelio. Cada gesto, cada palabra, cada lágrima fue una confirmación de que su mensaje trascendió fronteras y generaciones.

Francisco no solo fue un líder religioso; fue un faro ético en tiempos de incertidumbre. Su compromiso inquebrantable con los más vulnerables, su llamado constante a la fraternidad humana y su humilde servicio quedarán como un testamento para el futuro.

Hoy, mientras su cuerpo descansa en Santa María la Mayor, su legado continúa vivo en cada persona que decidió mirar al prójimo con mayor compasión, cuidar la Tierra con mayor responsabilidad, y construir una humanidad más justa y solidaria.

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